jueves, febrero 04, 2016

Primer golpe al Frente para la Victoria
Sin poder y sin “caja” se reducen pretensiones opositoras

Desde la asunción del nuevo gobierno, la composición del bloque de diputados del Frente para la Victoria en el Congreso Nacional  comenzó a transitar un largo pasillo repleto de dudas, incertidumbres y un sinfín de posibles sorpresas. 

Sabido es, que la situación financiera de las provincias y los diferentes municipios es sumamente delicada, más aún con la salida del kirchnerismo del poder. Desde el primer día, ejemplo claro el de la provincia de Buenos Aires, los números no cerraban por ningún lado y era indispensable buscar soluciones urgentes para cumplir, entre otros, con los inmediatos compromisos salariales.

El primer escollo manifiesto estaba en marcha. Tan es así que la modificación del Presupuesto 2016 bonaerense naufragó en el primer intento de ser aprobado por la Legislatura y las siguientes angustiosa reuniones.  Pero, el kirchnerismo que hacía pesar el número a la hora de las decisiones, ya que los integrantes de "La Cámpora" se quedaron con la jefatura del grupo, no tuvieron en cuenta que los intendentes aliados eran los que más perjudicados salían del enfrentamiento parlamentario.
Los jefes de gran parte de los municipios del Gran Buenos Aires precisaban imperiosamente acordar con María Eugenia Vidal el socorro inmediato de dinero fresco para afrontar los compromisos inmediatos, caso contrario sus gestiones entraban en un tembladeral incontenibles. Con esta realidad sobre la mesa, entendieron que de nada servía convertirse en rápidos rivales de La Plata, ya que de ella dependía tener un futuro más previsivo, y sin pérdida de tiempo se juntaron, como muy pocas veces, y tomaron la determinación más coherente para paliar el dificil momento: "Ponerle los puntos sobre las íes a los díscolos diputados que se negaban a darle quórum a la sesión salvadora". Y así fue. Sin otra posibilidad que la de obedecer la voz de los caciques territoriales, el bloque kirchnerista terminó fracturándose en su resistencia misma y el Presupuesto de Vidal vio la luz tan ansiada.

Casi similar situacion, con algunas variantes de funcionamiento, comenzaron a manifestarse en varias provincias, y aquellos gobernadores, como los nuevos, que solían ser fieles obedientes a las órdenes que impartía la mismísima Cristina Fernández de Kirchner, no tuvieron más remedio que repudiar aquellos viejos hábitos de sometimiento y acercarse -cabeza gacha- a sentarse en la mesa de las negociaciones con los nuevos protagonistas en la conducción del Estado.
Ante el nuevo escenario, con resignación, muchos, y aplicando un sentido común que había sido dejado de lado por largos años, tomaron nota de que de ellos también dependía que la administración de Mauricio Macri pudiera llevar adelante su estrategia planificada. Y en esto,a partir de marzo,  el funcionamiento del Congreso será vital.
Por algo los que conocen la gimnasia diaria del Parlamento nacional recomendaron no realizar extraordinarias al no  no estar dadas las condiciones para sancionar  leyes y acuerdos pretendidos. Los números indicaban que el oficialismo necesitaba que se produjera un milagro a corto plazo para que se pudieran concretar los objetivos propuestos. Y ese milagro pudo ser posible, gracias a viejas facturas impagas que había dejado el kirchnerismo, por un lado (caso Miguel Pichetto en su candidatura a gobernador por Río Negro) y por la subestimación que había tenido al respeto administrativo hacia las provincias, durante los últimos doce años de mandato.
Esos detalles, casi imperceptibles en la rutina de la defensa del modelo nacional y popular, pasaron a jugar un papel más que preponderante en cuestión de semanas. Y cuando el barco K parecía navegar sin mayores sobresaltos en el nuevo mar de su futuro, un oleaje de realidad golpeó con dureza el casco de la nave y se llevó consigo a varios integrantes de la tripulación. 

El golpe ocurrido hace podcas horas fue duro; además de impensado para los más confiados y acostumbrados a ser dominandores de la escena. Como es lógico, no faltaron las denuncias de "traición" y los rápidos movimientos de reacción para intentar disimular el efecto multiplicador.
Los semblantes serios y hasta algunos desencajados, mostraban un escenario complicado, maltrecho y estremecido sobremanera por el impacto.
La tropa intentó reagruparse para delinear las estrategias de crisis, pero fue imposible recuperar de inmediato el optimismo que otrora supo prevalecer. El ejército K sabe y lo siente que el gran cimbronazo recibido es el primero de muchos que pueden sucederse de aquí en más.

Algunos comenzaron a entender que, sin el manejo de la "caja" toda obediencia queda sujeta a voluntades heroicas; bondades que en política es casi imposible obtener. Juan Carlos Fernández 

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